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Mostrando entradas de julio, 2017
Te vi. Yo sudaba recuerdos mientras tú reías tras un cristal contra el que quise arrojarme como una tórtola ansiosa. Te vi.   Me alegré de tu risa mientras hilachas de sol activaban el rubor melancólico de la sangre quemada. Te vi. Me miraste un segundo   mientras espiaba enroscarse lo que decías alrededor de tu boca oblicua. Te vi. Y mis pensamientos liban desde entonces en tu enredadera... Te vi.   (Versión Twitter) Te vi. Me viste. Te-me (bis).
Desnuda, me encarcelé. Caníbal, me comí   carcomida por el tiempo repetido. Petrificada,   me dejé apagar la estrella. Y, ya ves, he salido y ya miro como cuando te helé.  
Nadie como la noche para saber que te deseo, que quiero que desgastes mis huesos a empellones, que al borde de la cama me goteo temblando,   apurando tu abrazo por detrás para retornar al silencio sin salida. Nada como la noche
Mirar el negro de la gruta propia   asusta   Volver entera de ella escuece Tener coraje para seguir   requiere de alientos prestados   de aceptar   llantos adormilados impulsos vergonzantes y malezas arrugadas Pero si me amas el lunes parecerá que voy a alguna parte Si me amas los lunes quizás logre perdonarme.  
Nunca más me cogiste de la mano Sin soles no me miraste dormida   Pero la muerte guadañea una vida Es vibrión de pase a un mar arrayano Nunca ahoga un tiempo líquido querido Que se acuna hasta vencer al olvido